El presidente chino reconoció que “es inevitable que el coronavirus tenga un impacto considerable en la economía y en la sociedad”
ALEJANDRO A. TAGLIAVINI | EL UNIVERSAL
El pánico es el arma más letal y eficaz de los autoritarios, porque nubla la mente y provoca reacciones primarias como apelar a la violencia. Y la violencia, ya lo ha establecido la ciencia, no puede sino destruir aun en los casos de defensa propia y urgente.
En EEUU, aunque muchos mantenían el optimismo, ya había señales de que el impacto económico del coronavirus puede ser grande. De las 364 empresas que decidieron postergar sus declaraciones de ganancias del cuarto trimestre de 2019, 138 citaron la epidemia como causa. Apple advirtió que podrían faltar insumos para sus iPhones debido al cierre de sus fábricas en China y Jaguar Land Rover reconoció que en dos semanas faltarán partes.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calculó que la industria —una de las más golpeadas — podría perder unos USD 29.300 millones en 2020. Y la directora del multi estatal FMI dijo que se prepara para dar apoyo adicional. “La cooperación internacional es esencial…”. Léase, dennos más dinero y poder porque “necesitamos ayudar más”, claro que ese dinero sale de los impuestos de los ciudadanos comunes que quedarán más empobrecidos y, por tanto, más vulnerables.
El presidente chino reconoció que “es inevitable que el coronavirus tenga un impacto considerable en la economía y en la sociedad”. En las zonas de mayor peligro de transmisión, hay cuarentena obligatoria de trabajadores, cierres parciales de fábricas y restricciones de transporte. Por cierto, han aprovechado para fortalecer la dictadura del Partido Comunista Chino y jaquear a disidentes en Hong Kong.
Moody’s modificó ya sus cifras: había proyectado un crecimiento global del 2,6% para las economías principales, y lo redujo al 2,4% en 2020, mientras que, según Oliver Rakau de Oxford Economics, “la fragilidad de las cadenas de suministros en China, podrían implicar grandes repercusiones”.
Ciertamente, el coronavirus es mucho menos letal que las autopistas. En el orden de los cien mil afectados y diez mil muertos después de unos meses, la mortalidad que los medios han ubicado en 2,3% resulta más baja que la del 9,3% que tuvo el SARS, cuyo brote en 2003 duro seis meses, causó 8.000 casos y 800 muertes, con un costo global de USD 40.000 millones. Pero algunos sugieren que la tasa podría ser “mucho más alta, del 18%”. Si el SARS causó una baja del 0,8% en el PBI de China, en el primer trimestre [de 2020] podría caer al -6% anualizado.
Por cierto, mi consejo inversor: aprovechen para comprar ahora que los mercados están a la baja ya que esta represión estatal del coronavirus no puede durar mucho desde que es antinatural. A ver, el problema de esta saga del cambio climático y el coronavirus no son las muertes que provoca -que son muy lamentables- pero que económicamente no significan nada, sino la violencia destructiva de los Estados -su represión policial a los movimientos de personas- que, como toda violencia, es lo que está destruyendo, causando toda esta debacle económica.
¿Qué pasa, que las personas en libertad no son capaces de cuidarse a sí mismas? Este es el argumento del totalitarismo y supone que los seres humanos son idiotas y suicidas. Es hora de dejar el pánico codiciosamente propagado por los políticos y razonar y entender que si los seres humanos somos idiotas y suicidas ¿por qué los políticos que se benefician directamente al aumentarles el poder y presupuestos serán sabios y santos?
Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
www.alejandrotagliavini.com
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