Y la única estrategia ganadora de la oposición es la unidad. El reto de Guaidó es lograr la unidad opositora institucional frente a las parlamentarias, para votar o abstenerse...
LUIS VICENTE LEÓN
La gira internacional de Juan Guaidó es evidentemente importante y positiva para su imagen interna y externa, en momentos en el que el tiempo sin lograr el objetivo central de su lucha, que no es otro que el cambio político, debilitaba su relación con las masas y el protagonismo político, fundamental para el líder principal de la oposición. Así mismo, su encuentro cara a cara con los principales jefes de Estado y representantes de los países aliados a la lucha opositora, parece fundamental para la consolidación de las alianzas políticas y económicas, claves para su lucha.
Ahora viene, sin embargo, el reto más difícil: regresar a Venezuela con algo distinto a lo que había justo antes de empezar esta nueva historia, que le permita convertir las esperanzas en realidad. De lo contrario, esta nueva épica de defensa de los derechos políticos y la democracia liberal en Venezuela, terminaría en el mismo punto donde estaba: con el mismo símbolo de lucha, que se desgastaba, las mismas declaraciones diplomáticas, que llenaban medios y redes sociales, sin ningún impacto real, y unas sanciones generales, económicas y financieras que han tenido la misma efectividad que en la mayoría de los países donde han sido aplicadas en el pasado: ninguna.
No cabe duda que la gira de Guaidó es buena, si termina pronto y regresa con un cambio efectivo, ya sea generando un gran poder de negociación nuevo (el objetivo más inteligente pero más difícil) o para plantear una real lucha sin cuartel por los derechos ciudadanos (que le ha sido claramente esquiva desde hace tiempo).
Prolongar la gira podría debilitar el impacto positivo que ha tenido. Y una vez en Venezuela (el único lugar donde tiene sentido y posibilidad real su lucha) su estrategia debe ser claramente distinta a la previa o tendrá el mismo resultado.
Hay dos predeterminados obvios en los escenarios 2020. El primero es que se realizarán elecciones parlamentarias, con o sin la participación de la oposición institucional. El segundo es que las condiciones electorales, con o sin participación opositora, no serán competitivas.
Y la única estrategia ganadora de la oposición es la unidad. El reto de Guaidó es lograr la unidad opositora institucional frente a las parlamentarias, para votar o abstenerse, da igual. Si un grupo relevante decide participar sin marco institucional opositor, sus probabilidades de triunfo son nulas pues el resultado estará marcado por la abstención. Al revés, si un grupo relevante decide abstenerse para invalidar el proceso electoral, mientras otros partidos y líderes deciden participar, el resultado será entregar el Parlamento al chavismo y perder la simbología de lucha opositora, sin nada a cambio, excepto su fractura.
Participar o no participar en las parlamentarias, que de todas maneras ocurrirán y no tendrán condiciones transparentes, es un dilema falso. El verdadero reto es buscar la decisión que tenga una estrategia de acción viable (y no sólo emocional) y permita unirse a su alrededor.
Guaidó será clave en la estrategia de unificación opositora frente a las parlamentarias. Y sólo puede hacerlo estando en Caracas, a donde debe regresar una vez terminada su gira, en breve. El escenario actual, incapaz de movilizar calle, ni lograr negociaciones, renuente a elecciones opacas y dependiente de apoyos internacionales que no logran promover cambios, sólo puede llevarte a donde te trajo. Si quieres algo distinto... tienes que cambiar algo.
La lucha política se debe dar en Venezuela. La comunidad internacional es relevante y útil, pero no sustituye el trabajo interno. Es el condimento, no el ingrediente principal. El mejor bistec tiene sal. Pero te puedes comer un bistec sin sal… lo que no puedes es comer la sal sin bistec.
luisvleon@gmail.com
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