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domingo, 12 de octubre de 2014

La marxcificación. Por Luis Vicente León


Nuevas organizaciones públicas se crean para atender nuevos retos

LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL

Seguimos esta semana desarrollando los escenarios nacionales que estamos elaborando para Erick, el representante de una transnacional operando en el país, a quien su casa matriz le pidió proyecciones sobre su negocio en Venezuela.

En nuestras entregas anteriores explicamos por qué consideramos que la única incertidumbre para definir escenarios de corto plazo (que es lo que prometimos hacer) es la respuesta del presidente Maduro a la crisis. El primer escenario fue el "Status Quo", basado en la tesis de que hay una posibilidad que el gobierno no haga nada distinto a lo que ha estado haciendo hasta ahora, teniendo como resultado una primitivización paulatina del país y una población que se habitúa.

Pero ese escenario 1 tiene dos posibles alternativas: 1) la radicalización y 2) la aplicación encubierta de un modelo de ajuste.

En el caso de la radicalización, el escenario se dibuja sobre la idea de que la decisión del gobierno de correr la arruga lleva a que las empresas privadas se deterioren tanto que comiencen a tomar decisiones más dramáticas en términos de la paralización de sus procesos productivos e importaciones y decisiones de salida del mercado local (caso Clorox). En esta circunstancia, el gobierno se verá tentado a tomar esos espacios por su cuenta para evitar la ausencia total de productos y la salida a la calle de los trabajadores afectados. Esta tensión genera dos estímulos perversos: a) el aumento de la participación pública sobre las importaciones totales del país, con lo que se reduce la eficiencia y se multiplican por cuatro los requerimientos de divisas y b) la toma de empresas privadas, cerradas o abandonadas por imposibilidad de operación o quiebre financiero.

En este escenario se visualiza un gobierno que, habiéndolo diseñado así o no, toma más y más presencia en la producción interna y en las importaciones y se adueña de los factores claves de producción del país. Técnicamente es una especie de marxcificación de la economía, que podría tener algunos actores privados minoritarios que reemplazan los salientes (se refieren fundamentalmente a clusters vinculados al poder), pero la gran parte de la economía del país estaría tomada abiertamente por el gobierno a través de instituciones oficiales tradicionales y el surgimiento de nuevas organizaciones públicas que se crean para atender esos nuevos retos y que sólo aumentan la burocracia, la ineficiencia y la corrupción, como toda la evidencia histórica demuestra.

No hay que ser demasiado perspicaz para saber en que termina este escenario de radicalización económica. El gobierno justifica su acción de toma (sin expropiar ni pagar activos) en el abandono del sector privado a sus empresas y actividades. Algo insólito si consideramos que la realidad sería algo así como: "Si quiebras porque no te pago la deuda gigante que tengo contigo, ni te doy divisas para que puedas importar materias primas, ni maquinarias, ni repuestos, ni productos terminados. Si el negocio no es viable porque te impido que ajustes los precios de acuerdo a los incrementos evidentes en los costos de producción. Si mi legislación laboral impide la flexibilización necesaria para ajustarte a la nueva realidad de mercado y sólo fomenta el ausentismo y la corrupción y los costos de operación hacen colapsar a la empresa, lejos de buscar soluciones racionales y negociar las soluciones, te quito tus activos, tomo tus plantas y me adueño del proceso productivo". Las proyecciones económicas en este escenario son demoledoras.

La semana que viene, el último escenario: el ajuste encubierto o lo menos malo que podemos esperar.

luisvicenteleon@gmail.com

@luisvicenteleon


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