Carlos Blanco / El Nacional
Las FARC han perdurado porque de sus morrales sacaron los libros y proclamas, los sustituyeron por cocaína, y en estado de éxtasis se propusieron construir el hombre nuevo, ladrón, soviético, y trono hasta las pelotas.
Casi todas las guerrillas latinoamericanas se extinguieron cuando los atracos bancarios, la solidaridad de Cuba, la Unión Soviética y otros desastres similares, dejaron de financiarlas o enviarles armas y vituallas. Las FARC sobrevivieron en el preciso instante de suicidarse políticamente: cuando se vincularon al narcotráfico.
Mientras tal desastre ocurría en Colombia, en Venezuela Chávez criaba su particular versión del hombre nuevo, construido con inyecciones intravenosas de lo que Bolívar quiso decir, más los soplidos neumónicos de Fidel y el chorro de petróleo. En el delirio inicial de Chávez aun antes de ser presidente, la idea de la Gran Colombia renació. El nuevo Libertador se propuso continuar la obra del original y la alianza con los revolucionarios de América Latina y el Caribe se convirtió en designio. Eran los tiempos del ataque convulsivo en contra de la “oligarquía colombiana” y de las pasaditas de mano a la guerrilla.
Se estructuró el apoyo político con los jefes de las FARC, recibidos en los cuarteles para deshonra de la FAN venezolana, con campamentos dentro del país, y gozosos en el disfrute de un poder que en su país les era elusivo. También se requería apoyo financiero, lo que significó no sólo proveer dinero sino facilitar el trasiego de la mercancía maldita que alimentaba la maquinaria de las FARC. Comenzó a tejerse la red con los de allá y los de acá. Los oficiales venezolanos en cumplimiento de la misión “revolucionaria” que les fue encomendada trabaron relación, cada vez más estrecha y compleja, con los idealistas devenidos en traficantes de cocaína y otras sustancias. Se creó la red; pero ésta tiene sus propias dinámicas y exigencias: tierras, agentes, financistas, bancos “friendly”, aviones y barcos, armas, laboratorios, y todos los elementos que para crecer, requiere un tumor voraz como éste. Si era posible hacerlo desde las selvas colombianas, con mucha más facilidad se hizo posible hacerlo con generales en el poder vecino.
El intento delirante por hacer del bochinche venezolano un proyecto continental, basado en los factores extremistas de varios países de la región, fue la perversa idea inicial que ahora engorda como un monstruo en las entrañas de Venezuela y se come sus instituciones y su futuro. ¡Cuántos funcionarios no desearían hoy no haberse metido en esa cloaca!
@carlosblancog
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