OFELIA AVELLA | EL UNIVERSAL
Los venezolanos necesitamos claridad y orientación: una hoja de ruta escrita por unos dirigentes que muestren conocer nuestros problemas y ofrezcan, a su vez, soluciones concretas. Unas a corto plazo y otras a largo plazo, pues es tanto lo que nos agobia que habrá, indudablemente, que priorizar. Y priorizar, saber qué es urgente y qué puede esperar, deviene cada día más en un arte, en todo un acto de sabiduría, vista la gravedad de los problemas, los cuales son tan complejos como una muy bien tejida tela de araña.
Venezuela necesita un mensaje claro y honesto. El primero es ver realmente unida a una dirigencia que no debe ser sólo política, sino que ya, a estas alturas, debería abarcar a líderes de los diversos sectores del país, pues la gran prioridad es reconstruir esta pieza tan fragmentada en la que vivimos. Venezuela requiere, ante todo, un proyecto que se muestre con la seguridad con la que un gerente eficiente enfrentaría y asumiría una empresa quebrada. Si uno pudiese hacer una lista de necesidades, podríamos diagnosticar las siguientes prioridades entendidas como principios orientadores, pues el cambio luce imperioso e inevitable:
1. Lo fundamental es sincerar la economía. Hay que restablecer el sistema de libre mercado con responsabilidad social que estabilice los precios, estimule la exportación no tradicional y corrija los canales hoy en día abiertos a la corrupción y a las mafias, en detrimento de una población realmente necesitada, que padece inflación, escasez y desabastecimiento.
2. Es también prioridad el desarrollo de políticas diseñadas para estimular la producción, la productividad y la competitividad, sin lo cual no hay desarrollo.
3. Lo anterior supone un respeto a la libre iniciativa y a la propiedad privada, pues está visto que una sociedad fundada en el estímulo al logro, en la apertura de un futuro susceptible de ser diseñado en libertad, es capaz de desarrollarse.
4. Estimular la descentralización, de modo que cada región potencie sus ventajas competitivas.
5. Habrá que abordar el problema del desempleo, pues en un país dependiente de la renta petrolera, una estructura distinta supondrá un cambio en la vida de muchos.
6. La educación es tema nuclear a abordar, pues habrá que formar a mucha gente, de modo eficiente, y en relativamente poco tiempo, en las más diversas áreas. Las necesidades son infinitas; por ello habrá que priorizar. Urge diseñar políticas de formación para el empleo, para el logro: no para la demagogia, el facilismo y la corrupción. Urge concentrarse en los niños, el futuro del país; urge atacar el problema de la juventud ociosa, desestimulada, abandonada; urge atender los embarazos de adolescentes. Urge activar a una población acostumbrada a recibir, a depender, por carecer de un estímulo interno que le motive a obrar y a esperar de la vida algo más elevado que una pura supervivencia.
7. Deben procurarse las condiciones externas que orienten al logro, a la esperanza de un futuro que se abra con posibilidades reales. Por eso es prioritario educar en valores humanos, pues una sociedad corrompida en sus hombres, en sus valores, en sus estructuras familiares, muestra su rostro político en una institucionalidad debilitada y en un país sin ley. Por eso la materia de moral y cívica parece ser, en momentos como los actuales, prioritaria, pues necesitamos formar ciudadanos conscientes de sus derechos, pero también de sus deberes.
8. La tiranía, la arbitrariedad, el malandraje, la inseguridad, se "corrige" con la educación y la ley. Urge restablecer la institucionalidad y con ella, la confianza en los poderes públicos, en el respeto mutuo que funda la convivencia.
9. Habrá que diseñar políticas sanitarias ante el aumento de enfermedades endémicas, pero hay que diseñar, también, políticas que aborden los múltiples problemas humanos generados por un contexto opresor, difícil, deshumanizador. La sociedad es su gente, y como bien señaló Ramón Piñango en un tuit: "Las estadísticas son indispensables para análisis generales pero en la comunicación política le quitan el rostro humano a los problemas".
10. Pienso que la clave para lograr que cuaje un cambio de modelo radica en el cambio de la mentalidad; un cambio que supone una profunda formación en valores y la inserción de la personas en un sistema de libre mercado, pues sin la constatación, sin la vivencia, de las ventajas de estas nuevas condiciones económicas, resultará difícil asimilarlas.
Se trata de orientar a la gente en el camino. Y hay que hacerlo priorizando, pues hay que diagnosticar bien cuáles son las áreas a las que habrá que aplicar planes de emergencia: políticas extraordinarias. Los venezolanos necesitamos escuchar un proyecto concreto de alternativa de gobierno. Urge que se explique, puntualmente, qué se haría para lograr un cambio. Estamos en una emergencia y cuando se trata de recuperar las posibilidades de caminar, el verdadero obstáculo es no intentar levantarse.
Ofeliavella@gmail.com
@ofeliavella
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