ORIAN BRITO PEÑA | EL UNIVERSAL
Hace unos meses Nicolás Maduro sorprendía a propios y extraños con una ¿inocente? equivocación sobre la multiplicación que Jesucristo hizo con los panes. La confusión del mandatario circuló por todo el mundo, lo que produjo comentarios, chistes, quejas y una que otra caricatura. Pero la multiplicación de Maduro en sólo meses de asumir la presidencia de Venezuela mediante cuestionados comicios electorales, da como resultado una reproducción de problemas.
La crisis eléctrica, por ejemplo, no es nueva. Venezuela lleva más de 3 años soportando apagones en todas las regiones que perjudica no sólo la calidad de vida de los ciudadanos, sino la actividad comercial o productiva que aún queda en las regiones. Cuando el problema comenzó a agudizarse, cientos de residentes del interior del país salían a las calles para protestar contra lo que según el Gobierno pasó a ser "el sabotaje eléctrico", después de varios años la crisis es igual o peor, la inversión que supuestamente se ha realizado para mantener la operatividad se quedó en propaganda. Sin olvidar los 100 días prometidos por el ministro Jesse Chacón para resolver o mejorar la situación, que hasta el momento con más de 100 días no ha garantizado lo uno ni lo otro.
La inseguridad ya lamentablemente es parte de la cotidianidad, después de un robo viene la expresión de consuelo a la víctima "menos mal que no te pasó nada". El desabastecimiento es otro problema incrementado por Maduro con mucho éxito, cada día circulan más videos y fotos de gente haciendo colas kilométricas o corriendo de manera desesperada para comprar algún producto de la cesta básica. En el área económica también se multiplican los fracasos, la inflación que Chávez prometía con bajarla un dígito, crece a paso de vencedores. La deuda con los chinos aumenta y los controles para las divisas produce dificultades para las empresas, por ejemplo, la prensa reseñó el pasado jueves que Toyota Venezuela, tiene previsto una paralización de la producción entre el 28 de octubre y el 11 de noviembre en la planta de Cumaná, estado Sucre, por falta de insumos provocada por la carencia de dólares.
Los venezolanos merecen el Premio Nobel a la resistencia, porque soportar en medio de la impotencia que genera todo el retroceso hecho en socialismo, es digno de un reconocimiento. Por el momento, la única oportunidad para quienes aspiran un cambio para el país, son las elecciones del 8 de diciembre, donde será preciso recuperar algunos espacios tomados por la vorágine que ha transformado la nación negativamente.
@OrianTw