Maracaibo se convierte en la joya más deseada y ambas fuerzas se debaten con todo por obtenerla
LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
Los resultados de las elecciones locales deberán ser interpretados en función de tres indicadores: 1) el porcentaje de alcaldías, 2) el triunfo en las alcaldías emblemáticas y 3) el número de votos totales por bando.
Viniendo de un país polarizado, es que es difícil dar una proyección sin riesgo. Hemos insistido que antes de las medidas adoptadas recientemente por el Presidente, el escenario más probable era de resultados mixtos, en los que no se vería un claro ganador.
En referencia al número de alcaldías, las probabilidades favorecen al chavismo debido a la distribución geográfica de sus fuerzas. Incluso en la cerrada elección de abril el mapa se tiñó de rojo, debido a que los votos chavistas venían de muchos pequeños poblados, mientras que los de la oposición venían de pocas ciudades de gran dimensión. Dado que el número de alcaldes depende más de la distribución del voto que del número de votos totales, luce prudente esperar que el chavismo exhiba un porcentaje mayoritario de alcaldías y así presentará el próximo domingo los gráficos con los que intentará demostrar su triunfo en estas elecciones. El riesgo del chavismo en este sentido es que la crisis tan severa que vive el país termine pasando factura y los No Respondientes, en vez de abstenerse, decidan votar en contra como expresión de castigo y desbalanceen al chavismo, elevando mucho el número de alcaldías opositoras con respecto a su tenencia actual y les permita presentar un incremento tan contundente que pueda leerse como un triunfo, más allá de los porcentajes totales. Pero no creemos que este sea el escenario base.
Con respecto a las alcaldías emblemáticas, el espejo del análisis anterior permite prever que la oposición sea favorita a ganar la mayoría de las grandes ciudades. Sin embargo, no es posible cobrar un triunfo simbólico sin obtener los dos trofeos clave: Caracas y Maracaibo. Dado que en el caso de Caracas podrían haber resultados cruzados en cuanto al triunfo en la Mayor y Libertador, el bando que logre ganar Maracaibo tendrá la posibilidad de mostrar la pareja de oro, pues siempre se referirá al espacio que ganó en Caracas como el representante natural de esa ciudad. Maracaibo entonces se convierte en la joya más deseada y ambas fuerzas se debaten con todo por obtenerla, pues ahí se define el triunfo simbólico de la elección total.
Finalmente, en términos de votos totales, las encuestas hasta octubre mostraban una situación cerrada, pero la oposición tenía una oportunidad de oro de ganar con diferencia moderada, debido a la caída de popularidad del presidente Maduro, que pondría al final el acento a favor de sus adversarios en esta especie de plebiscito simbólico. Sin embargo, los acontecimientos recientes, en los que el presidente Maduro arrecia el juego, su utilización intensa de las cadenas nacionales, su pase de la retórica a la acción, su identificación y represalia contra los "culpables", con los que desvía la atención de la responsabilidad propia de las políticas económicas desacertadas, el acompañamiento del Presidente a la gente en su drama personal, la liquidación concreta de la mercancía más barata y la presentación mediática de "pruebas" de actos inadecuados que sabemos existen debido a los estímulos de una mala política económica (usura, acaparamiento, contrabando, desviación de divisas, entre otras hierbas aromáticas), podría jugar a su favor en términos de popularidad, aunque sigue siendo incierta la capacidad de estas acciones para rellenar el hueco que la crisis había creado en su relación con las masas.
Amanecerá (el lunes 9 de diciembre)... y veremos. Por lo pronto, anda y vota.
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