Permanecer entero cuando todo el mundo espera que te derrumbes, eso es la verdadera fuerza
CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL
Esta semana fue muy especial, y de muchos recuerdos, con motivo del bautizo de mi libro: "Cartas a un hijo".
Durante una conversación, una persona me preguntó: "Carlos, si tuvieras que hacer un resumen de las enseñanzas más importantes que te transmitieron tus padres, ¿cuáles serían?".
La pregunta, me hizo reflexionar profundamente, y sin lugar a dudas que tuve muchísimas enseñanzas (traté de expresar la mayoría en el libro); pero si tuviese que resumirlas diría que fueron diez, al igual que los mandamientos; pero en este caso son los de mis padres:
1.- "Desea sólo lo que depende de ti". Apostar los sueños de uno, basándose en el esfuerzo, la bondad o la ayuda de otros, es una muestra de lo poco que uno se aprecia. Mi padre solía repetirme: "El que domina a otro es fuerte, pero el que se domina a sí mismo es poderoso". Sin darnos cuenta, somos el mayor enemigo de uno mismo; y encontrar el verdadero juicio de uno, quizás sea una de las cosas más difíciles de lograr, porque hay una tendencia natural a sobrevalorarnos o a subvalorarnos. Tener la racionalidad, objetividad y capacidad de verse por lo que uno es: con sus defectos y sus virtudes, y sin exageraciones; es uno de los ejercicios de racionalidad y humildad que todo ser humano debería de enfrentar y dominar cada día; y con estas armas que resulten de ese análisis, salir valientemente a justificar ante el mundo: la razón por la que nacimos ¡Pero, es tan difícil verse a uno mismo! Es como mirar para atrás sin voltearse. Mi padre también solía decirme: "Carlos, tienes que crecer de adentro hacia afuera, y ser lo suficientemente autocrítico para admitir tus errores y tus defectos; y lo suficientemente valiente para corregirlos. Nunca trates de ser más de lo que eres, ni menos de lo que eres. Simplemente lo que eres" ¡Sencillo pero profundo!
2.- "Permanecer entero cuando todo el mundo espera que te derrumbes, eso es la verdadera fuerza, eso es valentía". La vida es dura, y a veces nos pone pruebas difíciles de superar, y nos encontramos ante una encrucijada, en la que asoma el miedo, la confusión, las dudas, y donde carecemos de esa bolita mágica que nos diga cuál es la mejor decisión. ¡Pero, hay que recorrerlo!, y no hay que tenerle miedo al camino, hay que tenerle miedo a no caminarlo" No le temas al fracaso, témele a no lograr superarlo, y en tus peores momentos, cuando creas que todo está perdido, dite a ti mismo: "mañana será otro día"; ya que no es grande aquel que nunca falla, sino el que nunca se da por vencido; y el más grande de los fracasos en precisamente el nunca haberlo intentado. Todo esto, sin olvidarnos que se aprende más de las derrotas que de las victorias. ¡Son estas nuestros verdaderos maestros de la vida, inclusive las que nos enseñan a apreciar las victorias!
3.- "No tenemos casa, pero tenemos un Hogar". Hay un artículo de mi libro que se titula: "Sobreviviendo en una pensión", en el cual describo lo impresionado que me quedé cuando fui a estudiar a la casa de una compañera que tenía el baño en su habitación. Al regresar a la pensión comencé a comentarle a mi mamá todas las cosas que tenía la casa. Al finalizar de mi entusiasmado relato le dije: "¿cuándo tendremos nosotros una casa como la de mi amiga? Ella que me había escuchado atentamente me dijo: "Carlos, no tenemos casa, pero tenemos Hogar". ¡Aquí sobran comentarios! (Podría hasta haber sido el título del libro). ¡Cuánta dignidad tenían mis padres!... Continuaré con los demás mandamientos de mis padres la semana próxima.
cdoradof@hotmail.com
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