Fausto Masó / El Nacional
¿Salió la gente de la apatía electoral? ¿El bravo pueblo se cansó de ser el sumiso pueblo? ¿Las gangas ruinosas ya no pesan más que la dignidad? ¿Comprendimos que el techo se nos cae encima y que vivimos los días del desprecio y del asco?
Hasta el viernes no había ambiente electoral en Venezuela, un cierto desgano reinaba en la misma Caracas, la oposición no daba señales de vida: ahogada, sin recursos, ausente de la televisión y de la radio, apareciendo apenas en algunos periódicos. Hoy sábado y el domingo ¿el país despertó?, como ha ocurrido en elecciones similares donde a última hora surge un ambiente electoral.
Vivimos una situación paradójica. Asaltando los comercios Maduro inventó una nueva vía hacia el socialismo real, otros sostienen que se trata de una artimaña para salir mejor el 8-D y consolidar el poder frente a los militares. Amanecerá y veremos.
Una derrota electoral le quitaría la careta a Maduro frente a América Latina; confirmaría que la oposición representa la mayoría, y quizá precipitase una salida dictatorial porque el chavismo ha celebrado elecciones porque las ganaba, no porque creyera en la democracia. Sin embargo, aquellos que repiten que Maduro no entregará el poder pacíficamente nunca comprendieron que ha sido una verdadera prioridad acabar con la farsa democrática venezolana, demostrar fehacientemente que el país rechaza el socialismo del siglo XXI. Todos estos años los abstencionistas fueron los mejores aliados de Chávez y ahora de Maduro.
Estas elecciones no son democráticas con una oposición perseguida, sin acceso a los medios, un CNE parcial, pero aun así hay que votar, porque las famosas máquinas cuentan los votos: no hay trampa posible con testigos en las mesas; la verdadera amenaza es el desánimo que siembran los que quieren soluciones mágicas y que desprecian la labor unitaria.
Si los venezolanos votasen, estas elecciones reservan una terrible sorpresa para el oficialismo. Repetimos, si votasen. Es la verdad. No votar es una actitud que raya en la estupidez, no comprender que el 8-D es una gran ocasión. El chavismo no desaparecerá el 9-D, Maduro no renunciará, pero el 8-D es una ocasión maravillosa para enviar un mensaje al mundo, para demostrar que la mayoría de los venezolanos se oponen a esta locura. En ese sentido las elecciones son un verdadero plebiscito, no estaremos votando solamente por un alcalde o un concejal.
Hoy quizá sea un día histórico, el verdadero inicio de la campaña electoral. Esta semana María Corina encabezó una marcha con miles de personas en Sabaneta, en medio de las amenazas y de los tiros; este sábado Capriles responde a las intimidaciones y el abuso oficial, saliendo a la calle.
Al PSUV le gusta presentarse como si fueran los herederos de Salvador Allende, toda esta historia de la guerra económica busca despertar en América Latina el recuerdo de los días finales del presidente chileno. Llevan meses divulgando esta mentira que no sobrevivirá a una derrota aplastante el 8-D. Las últimas encuestas muestran la posibilidad de una victoria en Libertador y aseguran que a Maduro lo derrotarán en las principales ciudades del país.
Los cazadores de gangas no son estúpidos, aprovechan la última oportunidad de conseguir un artefacto eléctrico, saben que a la vuelta de la esquina la miseria aguarda al país.