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miércoles, 24 de mayo de 2017

¿Qué esperar del nuevo Dicom?. Por Víctor Salmerón


Por Víctor Salmerón | Prodavinci

Tras los fracasos del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), del Sistema Complementario de Administración de Divisas repotenciado (Sicad II), del Sistema Marginal de Divisas (Simadi) y del tipo de cambio complementario (Dicom), el Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Venezuela anunciaron el “nuevo Dicom”.

Al igual que en las oportunidades anteriores, el sistema raciona la cantidad de dólares que pueden ser comprados. Las empresas podrán adquirir hasta un máximo de 400 mil dólares mensuales y las personas naturales hasta 200 dólares trimestrales. Para calcular el monto máximo que puede comprar una empresa, que nunca podrá superar los 400 mil dólares mensuales, se establece que será el equivalente a “30% del ingreso bruto promedio mensual actualizado declarado en el impuesto sobre la renta en el ejercicio fiscal inmediatamente anterior”.

De acuerdo con lo informado por el ministro de Finanzas, Ramón Lobo, en la convocatoria de cada subasta, el Banco Central de Venezuela establecerá el límite inferior y superior de la banda en la que debería ubicarse el tipo de cambio. Los compradores colocarán una orden con la cantidad de dólares que desean adquirir y el precio que están dispuestos a pagar. El sistema informático las organizará de manera automática en forma descendente: desde la orden que ofrece el precio mayor hasta la menor.

Los dólares se asignará a quien esté dispuesto a pagar el monto mayor hasta que se acabe la oferta. El tipo de cambio oficial que resultará de la subasta será el más bajo a cancelar por quienes recibirán divisas. Un aspecto relevante es que si bien el tipo de cambio oficial será el más bajo entre quienes reciben dólares, cada comprador cancelará el precio que colocó en su orden de compra. El ministro de Finanzas señaló que “cada comprador pagará lo que ofertó, el precio que estableció […], es importante que tengamos clara esa forma de determinar”.

El tipo de cambio oficial será el utilizado por las autoridades para determinar las estructuras de costos en las empresas que utilicen dólares propios para importar maquinaria, insumos o materia prima.

Más de lo mismo

El economista y director de Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, advierte que el gobierno camina hacia un nuevo revés:

“El nuevo Dicom está condenado al mismo fracaso de los sistemas anteriores. Es asombroso que no hayan aprendido nada del pasado y se anuncie una estructura que pretende controlar a quien le entregan los dólares a un precio artificialmente bajo”

Añade Alejandro Grisanti:

“Tengo entendido que este sistema de bandas va a arrancar estableciendo un tipo de cambio más cercano al Dicom actual (que finalizó en 726 bolívares por dólar) que del tipo de cambio paralelo que es muy superior (una ley prohíbe divulgar su cotización). Se puede decir que el paralelo es muy poco transparente, pero es un tipo de cambio que actúa como referencia. Por lo tanto, al precio artificialmente bajo que va a fijar el nuevo Dicom no va a haber incentivos para vender divisas y la oferta del sector privado será mínima. Es por esto que el nuevo Dicom está destinado al fracaso, al igual que los sistemas anteriores anunciados por el gobierno de Nicolás Maduro”

Alejandro Grisanti destaca que sigue intacto el incentivo para el arbitraje:

“Existe la oportunidad de comprar dólares en el nuevo Dicom y revenderlos en el mercado paralelo. Esto se traduce en empresas de maletín, corrupción e ineficiencia en la asignación de divisas, como ya hemos visto en el pasado”

El director de Ecoanalítica introduce el tema de la corresponsalía:

“Este nuevo Dicom realizará sus operaciones a través de la banca pública que no tiene bancos corresponsales capaces de hacer transferencias en poco tiempo por temas regulatorios. Esto se traducirá en que las empresas tendrán que esperar un tiempo inusual para recibir las divisas y evidentemente habrá desconfianza en el sector privado”

Alejandro Grisanti considera que el Banco Central de Venezuela no tiene cómo ofertar montos significativos por un tiempo prolongado en la nueva estructura:

“Hemos visto que la banca pública ha estado vendiendo bonos en divisas que tiene en su portafolio y se espera que esos dólares sean utilizados para alimentar al nuevo Dicom. Al inicio seguramente se hará un esfuerzo por ofertar algunos montos importantes, pero me extrañaría si se ofertan más de 20 millones de dólares a la semana. Esta una cifra que está muy lejos de resolver la escasez de divisas que sufre el sector privado y que se traduce en empresas sin materia prima e insumos para producir”.

El racionamiento

Para el profesor del IESA y director de la firma ODH, Richard Obuchi, el nuevo Dicom derivará en un mecanismo arbitrario:

“Un primer elemento es que el tipo de cambio no se establece por medio de la libre oferta y la demanda sino mediante un mecanismo intervenido donde se limita la cantidad de divisas que se pueden comprar y se establece una banda que muy probablemente va a señalar un tipo de cambio inferior al del mercado. Entonces, va a tener que haber un racionamiento fuerte y las divisas se asignarán de manera arbitraria”

Desde su punto de vista no hay nada que apunte a mayor credibilidad en la política cambiaria:

“No hay condiciones para satisfacer la demanda a un tipo de cambio que se ubique por debajo del paralelo, entre otras cosas, porque nadie va a querer vender dólares, solo comprar. No hay ningún elemento que permita aumentar la credibilidad. A lo sumo diría que se les da a las empresas cierto margen para operar legalmente”.

Techo bajo

La economista y directora de Síntesis Financiera, Tamara Herrera, fija su atención en el mecanismo que se emplea para limitar los dólares que pueden comprar las empresas:

“Se establece un monto máximo de 400 mil dólares mensuales para las empresas y se indica que el techo se fijará utilizando como parámetro el 30 por cieto del ingreso bruto promedio mensual actualizado declarado en el impuesto sobre la renta en el ejercicio fiscal inmediatamente anterior. Es decir, si una empresa vendió poco el año pasado y ahora tiene un plan de crecimiento y necesita dólares estará fuertemente limitada, es algo que impide el crecimiento. Si bien se dice que el monto será actualizado, no está nada claro cómo es el mecanismo y si se utiliza como referencia la inflación que calcula el Banco Central evidentemente será algo muy distorsionado”

Tamara Herrera considera que el sistema tendrá que nutrirse con bonos en dólares, de lo contrario, la oferta será ínfima.

“Pienso que este nuevo Dicom funcionará más como un nuevo Sitme, con la asignación de bonos en dólares, que con divisas en efectivo que hay muy pocas. Considero que el portafolio de títulos disponibles puede tener un valor de mercado que se ubique entre 4 mil y 6 mil millones de dólares. Ahora, esto no quiere decir que se utilice por completo para abastecer al nuevo Dicom porque hay otras necesidades”

Descarta que el sistema pueda acabar con el mercado paralelo:

“A lo sumo podríamos esperar que se estabilice el tipo de cambio paralelo, pero para eso se necesita la combinación de una devaluación profunda en el nuevo Dicom y una oferta importante. Estabilizar el tipo de cambio paralelo sería un logro, pero no es una meta sencilla en las circunstancias actuales”.

Sin divisas

El economista Orlando Ochoa no otorga ninguna posibilidad de éxito al nuevo Dicom:

“Estos sistemas de subastas no funcionaron cuando el Banco Central tenía una mayor cantidad de reservas internacionales y había un portafolio de bonos en divisas más numeroso. Para cancelar los vencimientos de deuda de mayo, que sumaron 700 millones de dólares, en algunos casos hubo que acogerse al período de gracia de los bonos. Entre octubre y noviembre hay unos vencimientos de deuda muy importantes y se ha venido recortando las importaciones drásticamente, entonces, está claro que no hay dólares para alimentar este nuevo Dicom de manera apropiada”

Y añade:

“Estamos ante un nuevo sistema de racionamiento a través de un mecanismo que al final es poco transparente. Un embudo que privilegia a algunos sobre otros”.


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